Cartas al editor
Comunicación de malas noticias: experiencia en un hospital del Perú
Communicating bad news: experience in a hospital of Peru
A. Fabrizzio Bardales1,a, Dan L. Querevalú1,a, Julio Maquera-Afaray1,2,a
1 Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen. Lima, Perú. 2 Facultad de Medicina, Universidad Peruana Cayetano Heredia. Lima, Perú.
a Médico cirujano.
Sr. Editor. En la relación médico-paciente, la comunicación de malas noticias se convierte en una experiencia difícil para el profesional de la salud, debido que la expresión verbal de una mala noticia trascenderá otras esferas en la percepción del paciente, y que afectará negativamente sus expectativas y proyectos de vida personal, familiar y social. Vinculado a ello, Robert Buckman, médico oncólogo, estructuró conceptos y estrategias que permitieran evaluar el contexto previo y posterior a la comunicación en sí de una mala noticia (1,2). Sin embargo, diversos reportes hacen mención sobre la subsistencia de las dificultades en los emisores (personal de salud) y consecuentes quejas en los receptores (paciente y/o familia) (3,4). El objetivo de la presente comunicación es compartir los resultados de un estudio sobre las características del proceso comunicativo de emisión de malas noticias en un hospital de nuestro país.
Se realizó un estudio descriptivo transversal en 317 profesionales de salud del Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen (categoría III-1, Lima, Perú), durante los meses de septiembre y diciembre de 2011. La edad promedio de los participantes fue de 38,3 + 10 años, con predominio del sexo femenino (55,5%). Respecto al área adecuada para informar malas noticias, el 86% respondió que debería darse en un lugar privado, aunque solo 20% refirió practicarla. En la Tabla 1 se muestran las situaciones consideradas difíciles en la comunicación de malas noticias.
Sobre la selección del receptor al emitir malas noticias, el 78% (246) contestó que deben ser el paciente y sus familiares; 19% (62) los familiares, y 3% (9) el paciente. Por otro lado, solo 16% refirió que consulta al paciente la cantidad de información que desea saber. Casi el total de participantes (90%) reconocieron que la comunicación de malas noticias es un proceso difícil; 72% de ellos mencionaron no haber recibido algún tipo de capacitación y/o instrucción. Debemos mencionar que este estudio comprendió también la opinión de profesionales de salud no médicos (enfermería y obstetricia), siendo un acto médico la comunicación del estado de salud del paciente.
En conclusión, nuestros datos no son diferentes a los obtenidos en otros reportes donde la comunicación de malas noticias es una debilidad en el personal de salud, que depende de múltiples factores propios del emisor, receptor y entorno, pero que requiere el establecimiento de estrategias de instrucción que mejoren la capacidad de informarlas, fortalezcan la relación médico-paciente y la ética profesional, y que eviten conflictos en torno a ello. Finalmente, consideramos que al comunicar malas o buenas noticias sobre la salud de un paciente, no se debe olvidar que “la autonomía del paciente” es un principio fundamental y base del profesionalismo médico, que nos obliga a ser honestos con ellos y darles el poder para que tomen las decisiones sobre su tratamiento, previamente bien informados, y siempre y cuando no tengan cuestionamientos éticos y no conduzcan a un cuidado inapropiado de la salud (5).
Conflictos de interés: los autores declaramos no tener conflictos de interés.
Fuente de financiamiento: autofinanciado.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS
1. Fallowfield L, Jenkins V. Communicating sad, bad, and difficult news in medicine . Lancet. 2004 Jan 24;363(9405):312-9.
2. Buckman RA. Breaking bad news: the S-P-I-K-E-S strategy . Commun Oncol. 2005;2(2):138-142.
3. Dias L1, Chabner BA, Lynch TJ Jr, Penson RT. Breaking bad news: a patient’s perspective . Oncologist. 2003;8(6):587-96.
4. Arnold SJ, Koczwara B. Breaking bad news: learning through experience. J Clin Oncol. 2006 Nov 1;24(31):5098-100.
5. Illescas R. El profesionalismo en la medicina . Revista del Cuerpo Médico Almenara. 2009;(3):14-8.
Recibido: 15-06-14
Aprobado: 09-07-14