10.17843/rpmesp.2021.381.7312
EDITORIAL

 

El 2021 y sus nuevos retos en el control del SARS-CoV-2

2021 and its new challenges in controlling SARS-CoV-2

 

Lely Solari 1, Médica especialista en Infectología, doctora en Ciencias de la Salud

1 Instituto Nacional de Salud, Lima, Perú.

 

 


El Perú es uno de los países latinoamericanos más afectados por la pandemia del SARS-CoV-2. Al cierre de la primera semana de febrero, seguimos en el pico de la segunda ola, con 1 173 045 casos y 41 933 defunciones reportadas a nivel nacional (1). Sin embargo, todavía nos queda un largo camino por recorrer, ahora más que nunca con la emergencia de las nuevas variantes: B.1.1.7 («británica»), B.1351 («sudafricana») y la P.1 («brasilera»), entre otras; cada una con una combinación de mutaciones muy particular, con sus respectivas implicancias clínicas y epidemiológicas. Debemos entender que esta situación refleja un «cambio de juego», o mejor dicho, un cambio en la reglas de esta guerra que venimos librando (2).

Estas variantes representan enormes amenazas para el control del virus no solo a nivel nacional sino también a nivel global, por ejemplo, la variante británica genera una transmisión hasta 50% más efectiva. Esto se refleja a nivel comunitario en un número de casos muy elevado, que se está viendo en Reino Unido y en los Estados Unidos. Las variantes sudafricana y brasilera, aparte de su potencial mayor transmisibilidad, cuentan con un mecanismo de «escape inmunológico» por el cual podrían evadir la respuesta producidas por infecciones previas, logrando reinfectar a personas previamente afectadas e incluso poniendo en jaque la efectividad de algunas vacunas (3). Vemos entonces que el virus está arreglándoselas de manera eficiente para mantener su circulación en nuestra población, si es que no tenemos una respuesta a la altura de estas difíciles circunstancias.

La respuesta sanitaria a este problema siempre ha requerido un abordaje complejo e interdisciplinario. Sabemos que la detección temprana puede limitar la transmisión de la infección, pero solo si está enlazada a un aislamiento efectivo de los casos. Encontrar una manera de lograr esto en una sociedad pobremente organizada como la nuestra, sin unidades territoriales reales, en la cual un alto porcentaje de la población desde antes de la pandemia no accedía a los servicios básicos, es una tarea que necesariamente requiere de un consenso ciudadano a gran escala y el trabajo conjunto de los gobiernos y autoridades locales. Por otro lado, requerimos de mucha creatividad y de la movilización de grupos organizados y líderes de opinión para lograr que las medidas preventivas, como el adecuado y permanente uso de las mascarillas y escudos faciales y el respeto a la cuarentena, sean acatadas por la mayoría de la población y no solo por unos cuantos, más que nunca ahora, con la «fatiga pandémica» y la crisis económica (4).

A esto se le agrega el nuevo reto de inmunizar a nuestra población armando una especie de rompecabezas vacunal, de acuerdo con la disponibilidad de vacunas en el mercado internacional y tratando de cubrir las múltiples necesidades de los diversos grupos de la manera más justa. Las diferentes tecnologías disponibles ofrecen ventajas y desventajas, y éstas últimas van a ser resaltadas por los algunos grupos contrarios a las vacunas contra la COVID-19, que ganan cada vez más terreno en el país.

La cobertura necesaria para lograr una inmunización efectiva, que contribuya al control de la pandemia, se ve amenazada por grupos antivacunas, los que han logrado sembrar la incertidumbre, llegando a reportarse rechazo hasta en el 50% de la población (5). En gran parte, parece ser debido a que la anticiencia encuentra un terreno muy fértil en el Perú. Muchos de nuestros expertos, a lo largo de la pandemia, han resaltado sus diferencias y con ello han logrado dividir (y confundir) a la población. Como ha ocurrido históricamente al enfrentarnos a enemigos externos, muchos peruanos reaccionamos lidiando entre nosotros. «Científicos» de todos los colores políticos han aprovechado las debilidades del estado y los estragos de décadas de abandono para atacarlo y minar su credibilidad en todas las maneras posibles, incluso exigiendo de manera directa la intervención de Contraloría y Fiscalía. ¿Esto está motivado por una intención de contribuir al control de la pandemia? Hacer creer a la población que todo funcionario público es corrupto y negligente y fiscalizarlos de manera abusiva es la manera más efectiva de paralizarlos por el temor de ser procesados, cuando más se necesita celeridad en la respuesta por parte del gobierno. La participación concurrente y expedita de la Contraloría en lugar del control posterior es la mejor manera de prevenir malas prácticas en la gestión pública.

La predominancia de las opiniones personales por encima de las recomendaciones de las instituciones científicas ha sido otra de nuestras taras durante la pandemia. En muchas recomendaciones, ha primado la opinión individual de nuestros expertos, quienes a pesar de su enorme experiencia, no siempre han podido consolidar la información científica disponible, como sí lo puede hacer una agencia especializada en la síntesis de evidencia científica, como la Unidad de Análisis y Generación de Evidencias en Salud Pública (UNAGESP) o el Instituto de Evaluación de Tecnologías en Salud e Investigación (IETSI). Las pocas instituciones dedicadas a procesos relacionados a la evidencia científica que tenemos en el país, incluyendo los comités editoriales de nuestras revistas médicas, deben de ser fortalecidas hoy más que nunca, en lugar de ser atacadas.

El SARS-CoV-2 se está organizando para ganar la guerra. Las variantes menos efectivas están dando paso a las más transmisibles y a aquellas que logren escapar a la respuesta inmune de los que ya han sido infectados y a la conferida por las vacunas disponibles en la actualidad. El virus se asegurará de hacer todo lo necesario para quedarse entre nosotros el mayor tiempo posible y replicarse lo más que pueda, porque tiene claro su objetivo. Y mientras tanto, nosotros también debemos de reflexionar sobre cuál es el nuestro. Nuestra meta común debería ser lograr su eliminación, pues controlarlo ya no es suficiente. Pero para eso, deberemos ponernos de acuerdo en la estrategia y cumplirla todos juntos. Los países que han logrado el control de la epidemia no necesariamente han sido los más poderosos ni los más ricos, ni siquiera los que tienen la tecnología más avanzada. Los habitantes de los países que han logrado controlar el SARS-CoV-2 han comprendido que, para estar bien, tenían «todos» que hacer sacrificios y trabajar juntos, logrando ponerse de acuerdo en cómo, a pesar de sus diferencias.

Hoy más que nunca debemos perseverar en la esperanza. ¿Existe alguna manera para que los peruanos nos pongamos de acuerdo aunque sea en las cosas más simples, por ejemplo: la importancia de las medidas preventivas (incluyendo el uso adecuado de la protección respiratoria y ocular), la implementación inmediata de oxígeno medicinal, y la necesidad de las vacunas? ¿Seremos capaces de encontrarla, dejando de lado nuestras diferencias? ¿Podremos entender que sólo trabajando juntos podremos salir de este desastre sanitario? Los próximos meses nos darán las respuestas. Por ahora, la única certeza que tenemos es que si el SARS-CoV-2 no se controla en todas partes, no se controla en ninguna.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Ministerio de Salud. Sala situacional COVID-19 Perú [Internet]. MINSA [citado el 6 de febrero de 2021]. Disponible en: https://covid19.minsa.gob.pe/sala_situacional.asp.

2. Weisblum Y, Schmidt F, Zhang F, DaSilva J, Poston D, Lorenzi JC, et al. Escape from neutralizing antibodies by SARS-CoV-2 spike protein variants. Elife. 2020;9:e61312. doi: 10.7554/eLife.61312.

3. Koyama T, Weeraratne D, Snowdon JL, Parida L. Emergence of Drift Variants That May Affect COVID-19 Vaccine Development and Antibody Treatment. Pathogens. 2020;9(5):324. doi: 10.3390/pathogens9050324.

4. Elia F, Vallelonga F. "Pandemic fatigue" or something worse? Recenti Prog Med. 2020;111(12):788-789. doi: 10.1701/3509.34972.

5. Infórmate Perú. Casi el 50% de los peruanos rechazan la vacuna contra el COVD-19 por temor a los efectos secundarios [Internet]. [citado el 6 de febrero de 2021]. Disponible en https://informateperu.pe/peru/casi-el-50-de-peruanos-rechazan-la-vacuna-contra-el-covid-19-por-temor-a-sus-efectos-secundarios/.

 

Citar como:  Solari L. El 2021 y sus nuevos retos en el control del SARS-CoV-2. Rev Peru Med Exp Salud Publica. 2021;38(1):5-6. doi: https://doi.org/10.17843/rpmesp.2021.381.7312.

Conflicto de interés: Lely Solari es miembro del Comité Editorial de la RPMESP, ha sido Directora General del Centro Nacional de Salud Pública del Instituto Nacional de Salud, ha participado en la fundación de la UNAGESP y el IETSI.

Recibido: 03/02/2021
Aprobado: 10/02/2021
En línea: 26/02/2021